En el momento de la interpretación del guion, el argumento sugiere imágenes y escenas.
Algunas veces, el guion describe claramente el tipo de decorados y localizaciones que se necesitarán. Así, se puede llegar incluso a especificar localizaciones concretas y fáciles de encontrar. El guion puede describir también los personajes con bastante exactitud.
Es tarea del decorador o director artístico subrayar determinados rasgos de los personajes para hacerlos más creíbles. Durante la primera lectura del guion, comienza una interpretación visual de lo que serán los bocetos definitivos. En el transcurso de esta primera lectura se sitúa ya a los personajes en su contexto.
Como primera función, es indispensable realizar una serie de bocetos sobre plano para definir las necesidades del guion de acuerdo con el productor. Estos bocetos, una vez aprobados, deben dibujarse a escala contemplando no solo las medidas, sino también el tipo de materiales que se emplearán (maderas, pinturas, moldes, etc.) con el fin de acercarse lo máximo posible para la realización del presupuesto. Es importante detallar previamente sobre plano la implantación del decorado en el plató o en el espacio del escenario.
A partir de aquí se dibujará una planta en el suelo sobre la que se levantará una estructura de bastidores. Se construirán las paredes, tejados, puertas y ventanas y se terminarán con un criterio de consecución del máximo ahorro posible. No será preciso acabar aquellas partes del decorado que no vayan a aparecer en pantalla como, por ejemplo, los techos, que a su vez permitirán la accesibilidad de focos, material eléctrico y pértigas de sonido.
En algunas ocasiones, se emplearán fondos pintados que simulan un paisaje o una calle, fondos lisos de diferentes colores (adecuados para cromas) o neutros, ampliaciones fotográficas o proyecciones. El uso de cicloramas colgados al fondo del escenario, convenientemente iluminados, es un recurso muy empleado en la decoración de escenarios. El equipo de producción también deberá contar con el tiempo y el presupuesto precisos para su desmontaje.
Como anécdota decir, que existen decorados cinematográficos cuya construcción ha durado más de un año. Por ejemplo: El mayor decorado para el cine, considerado así desde su construcción, corresponde a la réplica que tuvo que hacerse del Foro Romano, cuya dimensiones alcanzaron los 400 x 230 m. Y fue diseñado para la película de Samuel Bronston "La caída del Imperio romano", en el año 1964. Su localización se estableció en las cercanías de Madrid (España), y se necesitaron 1.100 operarios que emplearon 7 meses en levantar la fachada del Foro, para la cual se necesitaron 170.000 bloques de cemento, 6.705 m de escalera, 601 columnas y 350 estatuas, así como otros 27 edificios de su tamaño.
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