viernes, 29 de mayo de 2009

EL ABANICOS EN EL CINE

Debo reconocer que a ciertas damas, se sirven con talento de tan pequeña prenda y lo aplican con magistral oportunidad, en escenas cinematograficas para conseguir un toque especial con el que marcar al espectador y enfatizar la situacion en la que se encuentran inmersas...
Aunque cierto es que, a muchas de ellas (fol­klóricas aparte), para este menester requieren todo tipo de abalorios. La apasionante vida de Vivien Leigh en “Lo que el Viento se Llevó (1939)”, a lo mejor hubiera perdido un ápice de su in­terés de no haberse soplado las mejillas con el inge­nio… y alguien tal vez… habría dejado de enamorarse a los pies de Ava Gardner o Grace Kelly, de haberse mostra­do ellas desabanicadas por completo.

También en el musical, le ha servido a Judy Garland para componer una di­vertida aristócrata española en “El Pirata (1948)”. Qué quieren que les diga: para mí el abanico es más bien un símbolo de poder por encima del encanto con que lo usa Claudia Cardinale en “El Gatopardo (1963)”.

Y la Sra. Escarlata O'Hara convierte el abanico en medidor de sus ataques de histeria. Por encima de todo, estoy seguro de que el abanico ha funcionado como símbolo de recia pasión caste­llana Made in Spain. Aunque ahora mismo no re­cuerdo que Ana Mariscal, Aurora Bautista o Amparo Rivelles lo lucieran en alguna de sus inolvidables crea­ciones, me juego el pescuezo a que, en algún lugar de sus bolsos, descansaba el aparatito con el que... en cualquier momento, podían:

a) Castigar los dedos de algún que otro moscardón...

b) Cruzar el impúdico rostro de la rival… y

c) Darse pecherazos en la iglesia mientras rezaban a la Virgen Santísima para que el marido volviera al camino recto o las dejara viu­das, víctima de un simnopio.

Porque, en el fondo, el abanico es tan y tan español.


EL ABANICO ES UN OB­JETO MUY UTILIZADO EN EL CINE. YA SEA PARA ESCONDERSE Y CUCHI­CHEAR, QUITARSE EL CALOR SOFOCANTE DE LOS BAILES O HACER SEÑALES A SU AMADO, EL ABANICO SIRVE A LAS ESTRELLAS COMO INSTRUMENTO QUE REAL­ZA LA BELLEZA Y EL GLAMOUR.
Veamos un fracmento de la pelicula La Guerra de los Pasteles, en la que aparecen Angelica Maria y Angelica Vale, enseñandonos como se utilizaba el abanico en aquella epoca... Madre mia, que complicadas eran nuestras abuelas para ligar... jaja...

Esto no es más que una pequeña muestra de la presencia del abanico en el cine, seguramente si seguimos buscando encontraríamos infinidad de fotogramas con los que deleitarnos mas, lo que nos hace admirar cada vez este maravilloso objeto cuya versatilidad y variadas utilidades no dejan de asombrarnos aun hoy...

3 comentarios:

Caballero ZP dijo...

Lo cierto es que el cine antiguo tiene algo especial, ya sea con abanicos o sin ellos.
Saludos

Unknown dijo...

Un abanico siempre da un toque coqueto y especial a la mujer que sabe usarlo, y han sido complices de innumerables conversaciones secretas entre otras cosas.

Zayi Hernández dijo...

los abanicos siempre han dado un toque de divinidad a la mujer, bueno siempre y cuando lo sepa utilizar... que rica esta entrada!
besitos.