jueves, 15 de enero de 2009

TÉCNICA DE PLANOS

El arte del cine consiste en saber utilizar bien esta gama de planos, para lograr que la película sea expresiva. Por consiguiente, el orden normal va desde el plano de conjunto al primerísimo plano. El principiante no debe olvidar este esquema al rodar sus películas.

LA SECUENCIA es el conjunto de planos que corresponde a una acción única. El conjunto de las secuencias constituyen la película.

¿POR QUE CAMBIAR DE PLANO?

En función de cuanto ya hemos dicho, parece natural responder que primero porque la película no tiene una duración indefinida, y segundo porque la variedad de los puntos de vista proporciona un análisis más sutil y completo de la acción, que desde un solo punto sería monótona y fatigosa. Pero no sólo reside en esto sus ventajas. Pasando de un plano a otro, puede producirse una elipse y dar a entender que ha transcurrido un cierto tiempo; hacer que sucedan simultáneamente dos acciones en lugares geográficos diferentes, e incluso en épocas distintas. Los retrocesos o vueltas atrás en el tiempo son también muy conocidos.

La duración de la acción cinematográfica no es la misma que la duración normal del tiempo de acuerdo con su reloj. Una película le hará revivir un tiempo mucho más largo que su duración real. En veinte minutos de película, se podrá narrar todo un mes de vacaciones.
La elipse es la base del lenguaje cinematográfico. Ciertos críticos incluso han afirmado, a propósito de algunas películas, que lo que ocurría «fuera de ellas» era más importante que lo que se veía en las mismas. De esta forma, puede destacarse la evolución psicológica de un personaje.
Con este problema de la duración cinematográfica, hemos abordado implícitamente el del montaje, aunque todavía no ha llegado el momento de profundizar en él.

Sin embargo, señalaremos desde ahora que existe una estrecha relación entre la toma de vistas y el montaje. No se puede efectuar un buen montaje si los planos no están bien tomados. No obstante, un aficionado que sea un buen montador podrá, en ocasiones, revalorizar o salvar unas vistas mediocres, pero quizá no pueda rodar nunca los planos que le faltan. Para llegar a ser un buen cineasta, es preciso saber efectuar montajes. Por fortuna, el aficionado tiene que realizarlos él mismo y ello le ayuda a adquirir experiencia con gran rapidez. Aún cuando sólo sea a grandes rasgos, el montaje debe preveerse al efectuar la filmación.


LOS CAMBIOS DE ÁNGULO

Para realizar una buena filmación, conviene cambiar con frecuencia de plano. Además, para que sea perceptible esta variación, es necesario que la filmación se efectúe desde puntos bastante diferentes. La separación entre dos ejes de captación debe ser superior a los 30°. De lo contrario, en la proyección tendríamos la impresión de que las imágenes ya se habían visto bajo el mismo ángulo, pero dando «un salto». Conviene por tanto «desplazarse» bien. Nuestra regla «rodar en torno del motivo» alcanza aquí todo su valor.

LOS CAMPOS Y CONTRACAMPOS

Cuando se filma a dos personajes que están conversando, uno frente a otro, la sucesión lógica de la imagen requiere que se presente a ambos y sus respectivas reacciones. En este caso, existe una trampa en la que se puede caer, pero conociéndola es fácilmente evitable.
Supongamos que el actor H, en la sombra, está frente a su interlocutor M situado a la luz. Un primer plano les presentará de frente, un segundo plano nos mostrará a M de espaldas en una esquina del fotograma, dejando ver a H que se encuentra de frente algo más alejado. El contra campo invertirá las posiciones. H se encontrará en primer término de espaldas a la cámara y M de frente en un segundo término.

Para realizar correctamente este encadenamiento, es decir, para que H y M conserven sus respectivas posiciones de derecha e izquierda sobre la pantalla, es necesario que la cámara no cruce la línea imaginaria que va desde H a M. A esto se le llama «la ley de los 180º. Esta explicación puede resultar un poco árida, sin embargo, una rápida ojeada a los dibujos permitirá comprender fácilmente su fundamento e importancia.

Un caso particular puede presentarse con la imagen de una pareja que se aproxima al objetivo en un movimiento paralelo al eje óptico, y que se alejan tras de un efecto de persiana o cortinilla en negro. El cambio del campo al contracampo producirá la impresión de que la posición aparente de la pareja se ha modificado en el sentido derecha izquierda.

Para evitar esto existen dos soluciones. Si la decoración es neutra, basta con que los autores cambien realmente de posición (el que se hallaba a la derecha pasa a la izquierda y viceversa) antes de filmar el segundo plano, respetando así la lógica visual de la pantalla.
Esto no siempre es fácil. No se puede pedir a unos recién casados que salen de la iglesia que cambien de brazo para complacer la lógica cinematográfica. ¿Qué hacer en este caso?


LOS PLANOS DE CORTE

Nos encontramos ante un caso típico en el que es necesario recurrir a un plano de corte, es decir, a un plano que permite establecer una relación lógica entre dos planos que si no no podrían empalmarse.

El campo y contracampo de nuestros recién casados saliendo de la iglesia no pueden montarse seguidos. Insertando entre ellos un primer plano de uno de los asistentes en el momento de hacerles una foto, se establece un plano de corte. Esto, además de garantizar la continuidad cinematográfica, contribuye a hacer más vivido el reportaje; el plano que se intercala no es necesario que sea largo, su sola presencia anima las imágenes captadas. Es el esbozo de un montaje alternativo en el que se puede ver a los recién casados recibiendo las felicitaciones de sus amigos, mientras que la cámara va recogiendo las reacciones de los padres y demás familiares y, ¿por qué no? también la de algunos transeúntes.

LOS PLANOS PRIMERO Y ULTIMO DE UNA PELÍCULA

A lo largo de la filmación habremos guardado una cierta lógica u orden en el encadenamiento de nuestros planos, para asegurar la continuidad. Los cambios de tamaño y de ángulo de los planos habrán analizado la acción, que tiene un principio y un fin. Sin embargo, con frecuencia suele ocurrir que el aficionado, preocupado y absorto por el rodaje, olvida filmar los planos que deben abrir y cerrar la película. Generalmente, el primero suele ser una vista de conjunto obtenida mediante fundido en apertura o un efecto de cortinilla.

Puede ser también un primer plano a partir del cual un zooming hacia gran angular nos facilita una imagen más amplia. Si se proyecta una rotulación con títulos sobreimpresos, no hay que olvidarse de rodar los planos necesarios para este efecto técnico.

Para el plano final, también conviene preveer su enlace lógico con los precedentes y eventualmente un efecto de cierre en fundido. Más vale ser previsor que lamentarse después. (En estos casos es preferible pecar por exceso que por defecto.) Le convendrá rodar varios planos para iniciar o cerrar su película y escoger luego los mejores.

Si tiene usted un efecto técnico, fundido o de cortinilla, que no le sirve, siempre podrá prescindir de él, pero en cambio, al efectuar el montaje, igual ya no le es posible rodarlo.

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